8 de abril de 2013

Trilogía 50 sombras de Grey

Vamos a ver...


Yo jamás me habría planteado leer estos libros. Cuando me enteré de que habían empezado a ser escritos como un fanfic de Crepúsculo pensé: 


Pero, ¿qué pasó? Que mi mente joven todavía es influenciable. "Merece la pena" dijeron. Y antes de decir nada más sobre la trilogía debo aclarar que sí he leído los tres. Los tres
Mi madrastra la filóloga pidió la trilogía al círculo y yo decidí dejarme llevar por el "encanto" de los bestsellers, y como pensé que iba a ser completamente distinto a lo que había leído hasta entonces decidí hacerlo. La curiosidad mató al gato.
Tengo que decir unas cuantas cosas antes de empezar con la reseña propiamente dicha.

Primero: Lo único que lo diferencia a lo que haya leído anteriormente son las escenas pornográficas. Que ni siquiera me han escandalizado, lo cual era lo que prometía. Son pobres y sin atractivo ninguno, por culpa de la forma de escribir de la autora, de la que hablaré luego.

Segundo: Me molesta especialmente que se comparen libros con Crepúsculo, pero en este caso es inevitable. Son Edward y Bella. Lo son. Y no solamente eso, todo los sucesos son sacados de la saga de Meyer, pero con los suficientes cambios como para no ser denunciada por plagio.

Tercero: Odio que lo llamen "libro para amas de casa aburridas de su vida sexual". No me considero ninguna de las dos cosas y el primer libro me entretuvo bastante.

Cuarto: No me suelo meter con la escritura de los autores, pero en este caso lo haré. Su estilo se basa en  la repetición de recursos estilísticos cuestionables en cuanto a su calidad. Véase: "Me muerdo el labio", "Pongo los ojos en blanco", "La diosa que llevo dentro... (que alguien le diga a esta muchacha que esto se llama libido), y un largo etc. Y no mencionemos la expresividad de los personajes en pleno acto sexual ("Oh". "Ah").

Quinto: He dicho muchas veces que es muy guay meterse con Cincuenta sombras de Grey, ya sé que es exactamente lo que estoy haciendo, pero hay una diferencia en decir que el libro no te gusta porque lo has leído a criticarlo sin siquiera haberlo intentado. Entiendo que no te interese lo suficiente como para leerlo, pero entonces no lo critiques como si lo hubieras leído. También respeto a los fans de la trilogía, que conste.

Empecemos con la reseña. Venga. Va. Ánimo. Uf.

Bella Swan Anastasia Steel es una jovencita de veintiún añitos. Virgen. Esto es importante, recordadlo si lo vais a leer. Un día su amiga Kate se pone enferma, y justo, justo ese día, tenía que entrevistar al millonario, guapísimo, seductor y soltero Christian Grey. Y claro, le pide a su compañera de piso, Ana, que no tiene ni idea de la vida, que vaya en su lugar. Nuestra protagonista no sabe vestir, no sabe peinarse, no sabe maquillarse y nada más entrar en el impresionante despacho de Grey, se tropieza y se cae de bruces al suelo. ¿Creéis que se parece en algo a las protagonistas tipo de las novelas juveniles?

Ella hace un poco el ridículo en la entrevista y, sin darse cuenta, ya sueña con los ojos grises del millonario. No quiero entrar en muchos detalles porque es lo que ya hemos leído millones de veces. Por algún motivo que no logro comprender, Christian está interesadísimo en ella. Bueno, él, y el amigo de ella José, y el hijo de su jefe, y el panadero, y el quiosquero, y el de la esquina y el de más allá.

Hagamos una pequeña elipsis temporal. Se conocen, se gustan, ella ya está enterada de la faceta dominante de Christian, y decide probar una relación amo-sumisa porque sí, porque los ojos grises no la dejan dormir. Y supongo que porque tiene veintiún años y quiere probar cositas nuevas y prohibídas. Por cierto, si hay una cosa que no me gusta de Edward Cullen es su exceso de control sobre las personas, en concreto sobre Bella. Bien, pues Christian es casi peor. Por lo demás, podéis presentarme a Grey. 
Él está jodido, si me permitís la palabra, de la cabeza. De niño sufrió experiencias bastante traumatizantes y debido a ello es como es. Pero Anastasia quiere redimir su espíritu y liberar la carga que lleva dentro su querido Cincuenta sombras.

Y ya no os cuento más sobre el primer libro. Pero diréis: ¡Le has puesto cuatro estrellas en Goodreads! ¡Y eso es mucho! ¡Buuuh!
En realidad son 3,5, pero sí, es bastante, no se corresponde a lo que os estoy contando. Pero mis estrellitas de Goodreads son subjetivas. Sé perfectamente que este libro es un mal libro. Pero me entretuvo lo suficiente como para darle esa nota. 

¿Y qué pasa con Cincuenta sombras más oscuras y con Cincuenta sombras liberadas? Evidentemente no os voy a contar nada de la trama, aunque tampoco creo que dejéis de dormir por ello. Sólo os voy a dar mi opinión de ambos. El segundo todavía me entretuvo un poco, pero lo leía casi sin ganas. Sólo por mi dichosa curiosidad. La historia es más de lo mismo, sus encuentros apasionados son más de lo mismo y ellos son más de lo mismo. El tercer libro, y último gracias a fuerzas divinas, me hizo poner los ojos en blanco más veces que la propia Anastasia, y eso ya es decir. Os sonará raro esto, o no, no sé, pero el tercero no me ha gustado en gran parte porque es no apto para diabéticos. Prefiero infinitamente al Christian dominante y distante del primer libro que al Christian de las flores y corazones que encontramos en las posteriores entregas. Y el final. ¡El final! Pensé que el final de Amanacer era insuperable, pero no, creo que el final de la trilogía de E. L. James es aún peor. La casa de la pradera es una historia de terror en comparación.

A pesar de todo esto, he leído los tres. De principio a fin. Yo sí que soy sadomasoquista.

Cincuenta sombras de Grey:





Cincuenta sombras más oscuras:




Cincuenta sombras liberadas:




¿Vosotros los habéis leído? ¿Qué os han parecido? ¿Os han gustado tanto que habéis comprado unas esposas?

Sí, pretendo volver como si no hubiese pasado nada.