11 de septiembre de 2011

El Guerrero Elfo, F.P. Pérez de la Parte

Admiremos la portada de este libro. Una preciosa ilustración de un joven elfo, con un arco a su vera y en medio de un bosque de estos que rezuma fantasía por cada hoja. Dicho elfo parece estar relajado, la expresión de su cara es de paz total. Sin embargo, como bien sabido es por los lectores de medio mundo, la paz siempre precede a la tormenta. Y creedme, a nuestro Guerrero Elfo, Èlan, le espera mucha tormenta. 


   —Montad, mis señores. Partamos cuanto antes para que el sol no nos gane la carrera hasta nuestra primera parada —indicó señalando a cada uno la montura que iban a utilizar.
   Tras tan escueto saludo, partieron dejando atrás sus más oscuros pensamientos.


La historia empieza, como debe ser siempre, con el nacimiento de Èlanshad'aadar. Èlan es hijo de un embajador elfo, puesto que él ocupará cuando tenga la edad suficiente. De momento, nuestro joven elfo se dedica al tiro con arco, que no se le da nada mal, y a soñar despierto con visitar mundo. Salir del bosque donde vive y conocer las grandes ciudades, descubrir paisajes que nunca se podría haber imaginado...


Parece que la oportunidad que siempre ha estado esperando por fin ha llegado. Sus padres le inscriben en un torneo de tiro con arco, ya sabéis, hay que apoyar a los hijos en sus hobbies, aunque no le vaya a servir para nada en su futuro como embajador del GUM, o lo que es lo mismo, el Gobierno Unificado Multirracial. Y es que ahora mismo Dracontrand está en paz, cosa que es un poco complicada de mantener por aquello de las múltiples razas y sus diferencias culturales. Volvamos a lo que nos interesa, el torneo.

El caso es que Èlan lo peta en el torneo de tiro con arco. Sin embargo, por no casualidades del destino -es una gran oportunidad para secuestradores, violadores, espías y demás gentucilla de mala calaña-, antes de que finalice dicho torneo, toda la vida de Élan cambiará de una manera más que drástica.

Y así es como empieza la historia del Guerrero Elfo. Así empieza una aventura que incluye todos los elementos necesarios para una buena novela fantástica con toques épicos, en la que acompañaremos a Èlan en sus aventuras y desventuras. No voy a desvelar lo que sucede en el torneo porque aunque no es un secreto, preferiría que si lo leéis, no lo hagáis sabiendo lo que va a pasar.

La historia quizás no sea la más original del mundo, pero el autor añade algunos aspectos de cosecha propia muy, muy originales (véase la parte bosque y la parte animal de los elfos). Es un libro entretenido que disfrutará cualquier amante de la novela fantástica juvenil. Tengo entendido que es la primera novela de F. P. Pérez de la Parte y debo decir que me ha dejado con un buen sabor de boca. Me ha faltado quizás esa narrativa que habría hecho que pasase de ser una novela entretenida a un gran libro.

Puntuación:

8 de septiembre de 2011

Cada siete olas, Daniel Glattauer

Lo confieso, tuve mucho miedo. Cuando leí Contra el viento del norte (reseña aquí) me enamoré irrevocable e incondicionalmente de Leo, de Emmi y de sus mails. De sus palabras, de sus comas, de sus tildes, de sus paréntesis... El caso es que lo amé de principio a fin, y ese final que nos dejó sin aliento a todos, me dejó con ganas de más, de saber qué ocurrirá. Pero no, tuve que esperar. Y por fin, por fin salió a la venta. Os podéis imaginar que correría a la Fnac de Callao a comprarlo la primerita, pero no, no tenía un duro. Así que me tocó volver a esperar. Y mientras esperaba pasaron muchas cosas. 

Empezaron a salir reseñas con pocas estrellitas, opiniones que decían que era mucho peor que el anterior, que no hacía falta esta segunda parte, que se notaba que lo había escrito por la presión de los fans (COMO PARA NO PEDIR UNA SEGUNDA PARTE) y cosas por el estilo. Y yo llorando por las esquinas, maldiciendo al señor Glattauer por darnos lo que le habíamos exigido pedido con tanto ímpetu.

Y prologué la espera premeditadamente porque como he dicho al principio de estas letras que pretender ser una reseña, tenía miedo. Sin embargo, una madrugada en la que estaba especialmente ociosa empecé a releer Contra el viento del norte y no paré hasta acabarlo. Así que me dije a mí misma que una debe enfrentarse a sus miedos literarios, le eché el guante a Cada siete olas y... Digamos que pasé otra noche maravillosa.

*Reseña con spoilers de Contra el viento del norte*

Tres meses y medio después
Asunto: Para reenviar
Hola, Leo.
¿Tienes nuevos inquilinos en el ático 15? Si estás en Boston, te lo advierto, no te sorprendas con la cuenta de electricidad. Ésos dejan la luz encendida toda la noche.
Que tengas un buen día y una buena vida,
Emmi

Dos minutos después
Sin asunto
¿Oiga?

Un minuto después
Sin asunto
¡Oiga!, ¿dónde está usted, señor administrador del sistema?

Un minuto después
Sin asunto
¿Debo preocuparme o puedo tener esperanzas?

¡Emmi y Leo vuelven a verse las caras! Bueno, vuelven a leerse, contentémonos con eso de momento. El caso es que nuestro querido, amado, deseado Leo ha vuelto de Boston. ¡Ha vuelto de Boston! No espero un regreso de un personaje tanto desde que me negué a aceptar que Sirius había desaparecido por el velo para nunca volver (la diferencia está en que en el caso del señor Black me quedé con las ganas). 

Después de meses y meses (nueve) de bandeja de entrada con ganas de Leo, estoy casi segura de que Emmi casi se cayó de la silla al ver que el remitente de un mail es leo@leike.com. ¿Os imagináis lo que debe ser estar nueve meses mirando el correo mil veces al día para ver si has recibido algo de él? No sé cómo Emmi pudo aguantar tal agonía. 

En fin, que la dependencia de las letras del otro vuelve a surgir entre estos dos adultos con dos vidas. Por un lado está la vida real, la que viven uno lejos del otro, con gente tangible (ya sabéis, Bernhards, niños, Pamelas, etc). Y por otro lado tenemos la vida que viven sentados delante del ordenador, contándose sus más íntimos pensamientos sin contarse sus vidas reales. Yo diría que lo de estas dos personas es encantadoramente enfermizo.

Sin embargo, que Leo haya vuelto de Boston no significa, ni muchísimo menos, que las cosas empiecen a ser de color rosa a partir de ahora. Emmi y Leo siguen siendo ellos mismos, lo que en mi opinión significa complicar las cosas hasta extremos inhumanos. Yo soy Emmi y tengo a un hombre como Leo enamoradito de mí y me falta tiempo para acosarle en su ático día y noche. Aunque esté casada. Bah. En fin, que las cosas no son tan sencillas, ni tan complicadas, como puede parecer.

Ahora, miremos el libro desde un punto objetivo, dejemos a un lado que soy incapaz de ser imparcial en cuanto a estos dos, olvidemos que soy fan incondicional de sus palabras. No me ha gustado tanto como su primera parte, no señor. Sí, lo he disfrutado, pero porque me gusta cómo escriben Emmi y Leo. Lo que es los sucesos no me han entusiasmado tanto, ni me ha enganchado tanto (a pesar de haberlo leído en una noche), pero quizás todo esto sea porque Contra el viento del norte es insuperable. He visto bastante paja, mucho relleno, mails que no hacían falta. Y el final me ha dejado... Más o menos indiferente. Es muy precipitado y quizá me harían falta más mails para explicarlo mejor, aunque lo deja todo bastante claro.
En resumen: No tan bueno como Contra el viento del norte pero igualmente disfrutable.  

Puntuación: 



PD: No sé vosotros, pero yo siempre que voy a enviar un mail a partir de ahora escribo accidentalmente mal a propósito el destinatario POR SI ACASO.